jueves, 31 de agosto de 2017

Lo providencial de la gesta americana


Lo digo hoy que es 12 de octubre: Estoy convencido que la participación de Extremadura y de lo extremeño en el descubrimiento y la conquista de América fue providencial. Lo fue, porque si no no se explicaría que una región de “tierra adentro” fuera guiso y sustancia en ambos aconteceres, como sucedió en los primeros siglos de ambos eventos, cuando había tierras costeras españolas que perfectamente podían haberlo sido.
Uno de los casos curiosos y poco contados es que cuando Colón y sus carabelas van camino del descubrimiento y están a punto de perecer, se encomiendan a la Virgen de Guadalupe, prometiendo que si salen con bien, uno de los navegantes peregrinará a Guadalupe para dar gracias. Amainado el temporal, se echa a suertes en quien debería ser el peregrino, por el sistema de sacar garbanzos de una bolsa, en la que uno de ellos está signado con un cruz y precisamente es el que saca el almirante que, más tarde, cumpliendo este compromiso, se desplaza a Guadalupe bautizando allí los doce primeros indios que llegan a España.
Antes, creo que también fue providencial el que las actas de entrega de las carabelas a Colón, las firmara la reina católica en Guadalupe, porque allí se encontraba en ese momento.
Pero hay otro hecho providencial que nos explica el porqué fueron los extremeños los primeros conquistadores y colonizadores del Nuevo Mundo, cual es el que tras el descubrimiento de América, tras de nueve años de mandato, se derroca a Colón, nombrando en sustitución de él al cacereño frey Nicolás de Ovando. Sucedía esto el día 3 de diciembre de 1501, en que se le nombra gobernador de las Indias y Tierra Firme de la Mar Océana. Estaba entonces todo por hacer y había que nombrar gentes de confianza que supieran conquistar y colonizar aquello y, por lógica, Nicolás de Ovando tira de sus familiares y paisanos que es lo que más a mano tenía y en los que más confiaba, razón por la que Extremadura aprovecha esta corriente de emigración que fue salida airosa y hasta gloriosa para muchos de sus hijos… Lo demás está contado en los libros de historia, pero el hecho de ser los primeros radica en esas coincidencias que yo pienso no fueron tales, sino designios de la Providencia que supo poner así las cosas.. Ustedes pueden pensar lo que quieran, pero yo veo las cosas de ese modo.
Diario HOY, 12 de octubre de 1982

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