(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
Siendo hoy el día de San Juan, es lógico que de juanes hablemos y tras
de felicitar a Juanes y a Juanas, vamos a pasar a contarles alguna curiosidad
de la parroquia cacereña de este nombre, cuya antigüedad puede cifrarse casi en
el primer siglo de la conquista que los
cristianos hicieron de Cáceres allá por los albores del siglo XIII.
La parroquia de San Juan, con la de Santiago —más antigua— eran las
dos parroquias que se encontraban fuera de los muros de la ciudad. La de San
Juan desde sus primeros tiempos estuvo vinculada a los ganaderos, hasta el
punto de que su verdadero nombre es “San
Juan de los Ovejeros”, y que posiblemente su creación se deba a una rama de
la Mesta dedicada a la comercialización de ovejas. Es más, sus gárgolas figuran
como cabezas de carneros por esa misma designación.
La tradición nos dice que existió como capilla en una casita de La
Corredera que había sido horno de pan; más tarde, de 1372 a 1380, se construyó
la actual iglesia en la que hubo diversas transformaciones, una de ellas para
dotarla de contrafuertes, en 1699. Mucho de la vida cacereña giró alrededor de esta
iglesia, tanto en la plaza de San Juan, como en la parte del jardincillo
conocido de antiguo como “Corredera de
San Juan”.
En una y otra se hacían mercados, sobre todo de ganado ovino alrededor
de la Pascua, y allí se celebraron muchas de las ferias cacereñas.
La Corredera era el sitio tradicional —que aún conserva— de parada de
los coches de punto. De antiguo, para el arriendo o contratación de los coches
de caballos, y más tarde de los de motor, en lo que aún sigue siendo parada de
taxis. La comodidad de los viajeros era por la proximidad de la Posada de San
Pedro y de la de Camino Llano, centros importantes “hoteleros” de aquella época, y también porque algunos bares, como
el de “Lechuga” y el de “Gironés”, que hemos conocido hasta
nuestros días, servían de improvisada casa de comidas a los que venían a la
capital.
En las inmediaciones de la iglesia, y como señalando el término de
población, existía un Crucero, que es el que ahora está frente a la Iglesia de
San Blas, en cuyas escalinatas se instalaban algunos puestos de venta. Fue San
Juan y sus plazas un centro vivo cacereño que aún ahora sigue manteniendo la
misma tradición.
Diario HOY, 24 de junio de 1982
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