Me agradó a mí el que, habiéndonos quedado sin corridas de toros en
nuestras ferias, a causa de la lluvia, vieran los buenos aficionados que aquí
hay, a través de la pequeña pantalla, la retransmisión de una excepcional
corrida como fue la del miércoles en Madrid, con toros de Victoriano Martín. Es
curioso que, en casos de éstos, no importe el torero, sino más bien el toro y
que los aficionados al referirse a esta corrida, en que salió todo redondo, no
citen a los toreros sino a la ganadería y digan, por ejemplo: “¿Viste la corrida de los victorinos?”,
lo que demuestra que en la fiesta de toros lo importante es el toro, aunque
también lo sea el dinero, pero si no hay toros no puede haber toreros. Ello no
quita méritos a Ruiz Miguel, Esplá y Palomares, que fueron los triunfadores de
la tarde, pero gracias a estos toros – toros que este “paleto”,
medio paisano nuestro, cuida como a las niñas de sus ojos. El triunfo fue de
Victorino Martín y de su ganado, y dentro de ese éxito quiero señalar algo
que, en cierto modo, nos atañe.
Se dijo en la retransmisión, y lo confirmó el mismo Victorino, que
esos magníficos toros habían pastado precisamente en campos de Coria y
Moraleja, en nuestra provincia, con lo que podemos afirmar que algo tendrán
nuestros pastos y nuestros campos cuando contribuyen también a formar esos
toros de casta, por lo que también el triunfo es de un ganado cacereño, porque
Cáceres ha sido y es una tierra de buenas ganadería bravas y eso lo demuestra.
Otra puntualización más, como comentario, es ver lo poquísimo que
entienden de toros la mayoría de los que asisten al festejo. Muchos de ellos,
en el último de la tarde, pedían que se retirara por cojo… y ya vieron el
resultado que dio en la lidia. Esto nos recuerda el caso de un toro retirado a
petición del público, porque alguien en los tendidos comenzó a gritar: “¡Fuera, fuera, que ese toro es “burraco”!”
Se armó la bronca y el presidente hubo de retirarlo. Más tarde, alguno de los
que más chillaba, pudo ver en un diccionario que “burrraco” es el toro que tiene pelo similar al burro, lo que no es
razón para una protesta; pero así anda la fiesta, con unos “entendidos” que la arman por nada y aun
sin saber por qué la arman.
Diario HOY, 3 de junio de 1982
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