(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
Vuelvo de vacaciones y vuelvo a abrir la ventana para otear desde ella
lo que ocurre en la ciudad, inmersa ahora en los dimes y diretes de los
partidos, las coaliciones y la política en general, con una saturación
electoral lógica de estas fechas. Pero no es esa la noticia que me ha atraído,
sino una más local, a mi juicio de mayor trascendencia general por lo que de
ejemplar supone. El Colegio de Médicos de Cáceres va a rendir un homenaje al
viejo médico —que no anciano— que es don Pedro Rodríguez de Ledesma, una
verdadera institución en Cáceres y en la región y aun en el mundo médico
nacional e internacional, donde su nombre y labor se han destacado a lo largo
de los 85 años con que ahora cuenta don Juan Pedro Rodríguez de Ledesma.
Don Pedro Ledesma, como solemos llamarle todos, es un ejemplo de los
valores personales del extremeño, que si en lo antiguo fueron conquistadores de
tierras, en lo más nuevo han sido —y él es un ejemplo— conquistadores de
ciencia. Su vida es una vida apasionada, casi novelesca —y algo de ella
contaremos con más detalles dentro de unos días— una vida llena con el esfuerzo
personal, hecha a pulso y repleta de éxitos. Nacido en Castilblanco, pero con
familiares también de Alía, sintetiza por sangre y por labor al extremeño de
las dos provincias; laboró aquí, trascendiendo su fama a la región entera y
fuera de ella; aquí creó y aplicó sus conocimientos, hasta el punto de que un
poeta también de la región, Juan Luis Cordero, llegó a decir de él en una
ajustada semblanza:
Con su perfil de centurión romano...
es el doctor un ejemplar humano
típico de
entre Tajo y Guadiana...
Pero hay algo que no debe escapársenos en esta deslabazada reseña de su
gran personalidad, y es que para llegar a ser un médico de la categoría que ha
conseguido, hay que ser también un gran humanista, un hombre de amplios
conocimientos en todo lo que es la ciencia humana, conocedor de historia, de
arte, de idiomas, incansable estudioso y viajero, con esa gran curiosidad que
dio hombres como Cajal, Marañón y tantos otros que si alcanzaron más nombre fue
por el entorno en que se movieron, no por mayores conocimientos ni
cualidades... La de don Pedro es una vida ejemplar dedicada al conocimiento
humano y ejemplar es también y justo el que el Colegio de Médicos le rinda
ahora este homenaje.
Diario HOY, 21 de septiembre de 1982
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