lunes, 28 de agosto de 2017

El homenaje a Pedro Ledesma


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
Vuelvo de vacaciones y vuelvo a abrir la ventana para otear desde ella lo que ocurre en la ciudad, inmersa ahora en los dimes y diretes de los partidos, las coaliciones y la política en general, con una saturación electoral lógica de estas fechas. Pero no es esa la noticia que me ha atraído, sino una más local, a mi juicio de mayor trascendencia general por lo que de ejemplar supone. El Colegio de Médicos de Cáceres va a rendir un homenaje al viejo médico —que no anciano— que es don Pedro Rodríguez de Ledesma, una verdadera institución en Cáceres y en la región y aun en el mundo médico nacional e internacional, donde su nombre y labor se han destacado a lo largo de los 85 años con que ahora cuenta don Juan Pedro Rodríguez de Ledesma.
Don Pedro Ledesma, como solemos llamarle todos, es un ejemplo de los valores personales del extremeño, que si en lo antiguo fueron conquistadores de tierras, en lo más nuevo han sido —y él es un ejemplo— conquistadores de ciencia. Su vida es una vida apasionada, casi novelesca —y algo de ella contaremos con más detalles dentro de unos días— una vida llena con el esfuerzo personal, hecha a pulso y repleta de éxitos. Nacido en Castilblanco, pero con familiares también de Alía, sintetiza por sangre y por labor al extremeño de las dos provincias; laboró aquí, trascendiendo su fama a la región entera y fuera de ella; aquí creó y aplicó sus conocimientos, hasta el punto de que un poeta también de la región, Juan Luis Cordero, llegó a decir de él en una ajustada semblanza:
Con su perfil de centurión romano...
es el doctor un ejemplar humano
típico de entre Tajo y Guadiana...
Pero hay algo que no debe escapársenos en esta deslabazada reseña de su gran personalidad, y es que para llegar a ser un médico de la categoría que ha conseguido, hay que ser también un gran humanista, un hombre de amplios conocimientos en todo lo que es la ciencia humana, conocedor de historia, de arte, de idiomas, incansable estudioso y viajero, con esa gran curiosidad que dio hombres como Cajal, Marañón y tantos otros que si alcanzaron más nombre fue por el entorno en que se movieron, no por mayores conocimientos ni cualidades... La de don Pedro es una vida ejemplar dedicada al conocimiento humano y ejemplar es también y justo el que el Colegio de Médicos le rinda ahora este homenaje.
Diario HOY, 21 de septiembre de 1982

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