Uno se asombra de la serie de razones que dan los que no las tienen y
de cómo acaban mentalizando a la mayoría —más o menos silenciosa— que acaba no
sabiendo a qué carta quedarse. Y esto ocurre a todos los niveles, no sólo al
local sino al internacional donde los hombres del pueblo pensamos que debería
haber más seriedad Pues no, señores, no la hay, porque allí también el que más
chilla, o el que más fuerza tiene, con razón o sin ella, acaba llevándose el “gato al agua”, como suele decirse.
Uno va de asombro en asombro, por ejemplo en lo de las Malvinas, donde
la señora Thatcher, en nombre de Inglaterra, que las usurpó por la fuerza,
sigue reclamándolas como de soberanía británica, pidiendo que las evacúen sus
verdaderos dueños y que luego den un tiempo para las negociaciones, que es algo
así como darle el botín al ladrón y luego reclamarlo a través de un tribunal
inoperante. No es menos asombroso que Norteamérica, mentor teórico de
Occidente, anuncie que va a vender material de guerra a los ingleses y como
justificación diga que: “tales
prestaciones se ofrecen previo pago de sus costos”. ¿Es que el comercio
está por encima de las razones y el que es pobre tiene que aguantar las
injusticias?...
Pero el asombro también lo suscitan otros aspectos nacionales como son
las declaraciones de ETA militar que dicen que “seguirán utilizando la violencia contra un Estado cuyo régimen político
se basa fundamentalmente en la fuerza de las armas”. ¿Y de ellos, que matan
inocentes, por la espalda y sin previo aviso, qué?, ¿es que hay razones para
que unos terroristas que usan solo de la fuerza de las armas puedan echar en
cara esto a un Gobierno constituido?... Lo malo es que el papanatismo está tan
en boga que el pueblo mentalizado así sigue clamando: “que suelten a Barrabás y ajusticien a Jesús”, cosa que parece una
constante de la Humanidad desde sus más remotos tiempos.
En fin, que viendo esto a uno no le queda más que pedir que llegue el
“Supermán”, o don César de Echagüe,
más conocido por “El Coyote”, que
eran entes de ficción que lo arreglaban todo con un sentido de justicia, aunque
lo malo es que como usaban careta a lo mejor uno les aplaude y tras de la
máscara viene cualquier terrorista al uso y nos embarra más el asunto… De todos
modos, creo yo como no recurramos al “Coyote”
o al “Supermán” aquí se va a liar la
gorda… y ojalá me equivoque.
Diario HOY, 20 de mayo de 1982
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