jueves, 17 de agosto de 2017

El origen práctico de algunos símbolos

Muchas veces es curioso el conocer el origen de las banderas o símbolos que, convirtiéndose después en algo sagrado y venerable —como debe ser—, se iniciaron como tales por una acomodación útil o práctica, aunque luego el tiempo y la historia le hayan dado esa venerabilidad que todos debemos respetar.
Se cuenta que, en principio, nuestra bandera nacional surgió por las guerras en el mar con Francia, ya que una flota y otra utilizaban las banderas reales de la familia Borbón, muy similares y parecidas a la actual del requeté, produciéndose las lógicas confusiones, por lo que la flota española comenzó a utilizar la roja y gualda, para diferenciarse, que más tarde se convirtió en la bandera nacional. Vemos con ello cómo ese símbolo venerable tuvo en principio un fin práctico.
Igual podríamos decir de la bandera de Extremadura, verde, blanca y negra, que realmente “fundaron” nuestros emigrantes para tener un símbolo de la región, agarrándose a lo más sencillo que tenían a mano: los colores de los dos equipos de fútbol más representativos de ella: el Cacereño y el Badajoz, uniendo los colores de ambos y saliendo esa bandera que, desde luego, se basa en lo más popular que había a mano, aunque por un origen más remoto, los propios equipos de fútbol se habían basado en aspectos históricos para elegir esos colores, con lo que queremos decir que el origen futbolístico inmediato no debe quitar venerabilidad al símbolo.
En este orden de cosas quiero contar una experiencia vivida cuando niño, de la que creo no ha hablado nadie —o al menos yo no he oído hablar— cual es la llamada “Cruz de San Andrés”, que llevan como símbolo en sus timones nuestra aviación de guerra y que surgió en nuestra contienda civil para diferenciarse los símbolos de la aviación “nacional” y la “republicana”. Los primeros aviones “nacionales” se compraban a Alemania y venían con la cruz gamada en sus timones, pues bien, la forma más rápida de convertirlos en “nacionales”, era prolongar la cruz con unos trazos negros, suprimiendo con blanco los trazos en ángulo de las puntas de esta cruz, con lo que quedaba esa equis a la que comenzó a llamarse “Cruz de San Andrés”. En el viejo campo de aviación de Cáceres vi efectuar esta práctica, siendo niño y como curiosidad la cuento, sin tratar de ningún modo en quitar mérito al símbolo, hoy día venerable, pero que, como los anteriores, se basó en algo práctico que había que hacer con toda rapidez e improvisando.
Diario HOY,30 de mayo de 1982

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.