(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
Desde luego que no hay nada nuevo bajo el sol. Ahora vuelve a estar de
moda el ocultismo, magnetismo, no sólo con la publicación de libros referidos a
estas prácticas, sino con la creación de sociedades que a ellas se dedican,
dando un tinte científico a lo que a veces es sólo puro entretenimiento. Se da
el caso, sobre todo en la juventud, de pensar que todo esto es rabiosamente
nuevo. Como botón de muestra de que no es así, podemos decirles que hojeando
una colección de periódicos editados en Cáceres a principios del siglo pasado,
ya se hablaba de ello como cosa popular en nuestra población de entonces, que
debería estar alrededor de los 10.000 a 15.000 habitantes.
Para que ustedes lo vean más claro, tomamos del periódico cacereño El
Regenerador Extremeño la información que el 20 de mayo de 1853 da sobre ello.
Dice el periódico: “Sigue el magnetismo.
Ya no es tan sólo en Madrid donde la gente se ha vuelto loca con los
experimentos magnéticos. También en Cáceres, hombres, mujeres, jóvenes y
viejos, todos buscan una mesa que se mueva, un sombrero que corra y un velador
que gire...” Y continúa describiendo como se hace la “cadena”, etc.
También en aquel entonces se buscaban tesoros ocultos y, a veces, con
resultados positivos. En otro ejemplar del mismo periódico, del 3 de junio,
agrega: “Acaba de suceder en la calle
Pintores. Desde la muerte del padre de don Antonio Arroñiz, todo el mundo, y su
familia misma, se figuraban que debía tener algún dinero escondido, pero cuantas
diligencias se hicieron fueron infructuosas, hasta que uno de estos días, al ir
a destapar un albañal, apareció lo que tanto se había buscado. Hay quien dice
subir la cantidad a los 25.000 duros, o más, pero lo que se ha presentado al
público sólo son 10.000 reales.”
Pero ¿cómo era Cáceres entonces?, se preguntarán algunos de ustedes.
En vez de contestar directamente la pregunta, vamos a responder con algunas
informaciones del periódico. Una dice: “Gato
muerto. Hace muchos días que hay uno en la calle Clavellinas, sin que lo recoja
el carro de la basura”. Otra: “Desde
la Puerta de San Antón a la de San Blas y viceversa, se ha establecido un paso
continuo de carros cargados de mieses: esto es curioso y comprometido; si no
hubiera otro camino, pase, pero habiendo tantos...”
Vean que los problemas —a pesar del lógico paso del tiempo— en muchos
aspectos siguen siendo los mismos.
Diario HOY, 1 de agosto de 1982
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