En este país nuestro —que se llama España y que yo no tengo empacho en
darle el nombre— como no se ande con el palo levantado la gente no funciona, y
máxime si de cazadores se trata, aunque mejor que cazadores diría escopeteros,
porque en esto de la afición cinegética hay clases: el cazador, cazador, y el
escopetero que puede no ser furtivo, pero que hace las veces de furtivo si sale
al campo a matar, indiscriminadamente, lo que se mueve. Por todo ello, los que
son verdaderos cazadores están agradecidos al esfuerzo hecho por la Guardia
civil, en la salida a la media veda, en cuanto a vigilar el que la ley se
cumpla, estableciendo una serie de puestos que han fiscalizado si los que
salieron al campo eran verdaderamente aficionados al deporte y con todo en
regla, o eran aprovechados, escopeteros o furtivos.
Este esfuerzo de la Guardia Civil ha merecido el aplauso de los
cumplidores de la ley de caza. Porque tenemos que tener en cuenta que cuando,
como pasaba últimamente, la vigilancia en este sentido había aflojado los
únicos beneficiados eran los que no cumplen la ley, con la lógica desesperación
de los que la cumplen que se sentían “los
tontos de la partida”, y hasta eran embromados por esos “listillos” que hay en cada deporte y en
cada afición.
El último domingo, primer día de la media veda, la Guardia Civil montó
un eficaz dispositivo en el que, con toda corrección, paró a los cazadores, les
pidió los permisos legales, les fiscalizó la caza que habían matado y con toda
amabilidad, al que había cumplido, hasta se le pidieron disculpas por haberlos
parado unos momentos. Esto ha tenido una repercusión positiva entre los
verdaderos cazadores, que al parecer fueron los más, porque en una provincia
tan amplia como la nuestra tuvo que haber de todo, y algunos —los que no
supieron cumplir— cayeron, pero fueron los menos, y son los que de algún modo y
a forma de “pataleo” protestarán
diciendo que es excesiva la vigilancia y hasta que Fulano o Mengano se “escaparon” de esta fiscalización no
habiendo cumplido. Puede que alguno, que no cumplió, haya tenido en esta ocasión
la suerte de no ser “cazado”, pero de
seguir este lógico interés de la Guardia Civil, ya caerá a la larga.
El resto, los que cumplieron, están agradecidos al dispositivo montado
por la Benemérita que, como siempre, da seguridad y arranca simpatías del que
cumple la ley, e indignación del que no la cumple. Por lo dicho debe quedar
constancia del agradecimiento de los cazadores, cazadores, a esa sacrificada
vigilancia.
Diario HOY, 31 de agosto de 1982
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