Aun aparte de las divulgaciones que últimamente se han hecho de los
nombres de algunas de nuestras ciudades, y últimamente del de nuestra región,
muchos extremeños continúan utilizando, para explicar el nombre de Extremadura,
la explicación ya trasnochada de que el nombre nos viene dado de que eran
tierras situadas al “extremo del Duero”,
y de ese “extremo – dauris” nació el
nombre actual de nuestra región, cosa que, si es ingeniosa, tiene de cierto más
bien poco.
Estas fantasías parten casi todas de los eruditos del siglo XVIII, que
sin más investigación que la propia imaginación nominaron y buscaron orígenes a
sus tierras y a sus ciudades, procurando
que fueran lo más bonitos posibles o los de más amplia resonancia. Así, se
sigue diciendo, aun por investigadores actuales, que el nombre de Cáceres viene
del nombre árabe: “Alcazares”, lo que
es bonito aunque no sea cierto; se llama “vía
de la plata” a la calzada romana que unía de norte a sur, pasando por Mérida,
Gijón, con Sevilla, porque por ella “pasaba
la plata que se traía del nuevo mundo”, lo que es también incierto, puesto
que el nombre viene del árabe “balata”,
que significa: “camino empedrado”… En
fin, que fantasías ha habido para todos
los gustos, y de ellas no se ha librado el nombre de nuestra región.
No queremos aquí montar una investigación, aunque sí decir con cuatro
palabras y lo más sencillamente posible de dónde vienen los nombres de “estremaduras”
(así, con “ese”, como se llamó la
nuestra hasta el siglo pasado). Todos estos nombres parten de la reconquista y
se daba al extremo de los reinos cristianos que se iban reconquistando a los
moros, produciendo una verdadera “ensanchadura”
del propio reino. Eran tierras recién reconquistadas que al carecer de un
nombre que las designara en común, se designaban como “estremaduras”, o sea, tierra extrema del reino, por las que éste se
iban ensanchando o agrandando. Así había “estremaduras”
en todos los reinos cristianos. La del reino de Portugal, que aún se sigue
llamando así, con la población de Estremoz (villa del estremo) que tiene el
mismo origen; la de Castilla, de la que sólo queda su inicio en Soria, con el
lema de su escudo: “Soria pura, cabeza de
estremadura” y la del Reino de León, que es la nuestra y que quedó su
nombre para tierras recién reconquistadas de Cáceres y Badajoz y que se llamó “Estremadura”, con “ese” hasta el pasado siglo, lo que, más o menos, significa “Tierras del estremo del reino de León”,
sin más fantasías.
Diario HOY, 24 de agosto de 1982
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