(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
La formación de las calles de Cáceres —y volvemos otra vez al
callejero—, al menos en lo antiguo, podrían dividirse en calles gremiales, a
las que se las nominaba por los oficios de los que en mayoría habitaban en
ellas; o bien las que recibían nombre de alguna industria o dedicación que
había en dicha calle. Poca diferencia había entre ellas, pero sí alguna. Por
ejemplo, entre las primeras, las gremiales, podríamos señalar Caleros,
Caldereros, Pintores, Carniceros y alguna más que hablaban, generalizando, de
la profesión que tenían sus vecinos.
Entre las otras, que también tenían un arranque gremial, podríamos
citar: Picadero, Canterías, Tiendas o Reñidero de Gallos y podrían estar entre
ellas las de “Portal del Pan” o “Panera”, con el matiz que señalamos al
principio de que el nombre se refería lo mismo a una determinada industria que
al propio gremio de los vecinos.
Otras calles recibían el nombre de los accidentes del terreno o del
propio entorno, entre las que se nos ocurre señalar la de Parras, que se llamó
así porque en su entorno había viñedos, y la de Piñuelas o “Peñuelas”, cuyo nombre se debe a que en
esa plaza había un verdadero roquedal.
No quiere decir esto que no hubiera nombres antiguos también referidos
a personajes que en ellas vivieron, como puede ser la misma calle de Peñas, que
de antiguo se llamó “de Juan de la Peña”,
o a las que nominaban las familias como la calle Sande, en la que vivía una
familia importante de este apellido.
Pero lo que sí vamos a señalar es que entre las de dedicación especial
y como señalando lo que allí hubo de antiguo, hasta el punto de que al oír el
nombre puede averiguarse qué industria hubo en ellas, está, como ejemplo, la
llamada de Reñidero de Gallos. Esta calle, que desconocen muchos cacereños,
está detrás de lo que hasta hace poco fue el Instituto Provincial de Higiene, y
el nombre le viene dado por que allí, hasta hace relativamente poco tiempo,
existió una cancha o reñidero para los gallos de pelea, afición que si está
ahora casi perdida tuvo mucho predicamento en Cáceres.
Hubo otros nombres arraigados en lo popular pero que no llegaron a
tener cartel de nominación oficial, como puede ser la de “plaza de los Pucheros”, como se llamó popularmente, por tener
puestos dedicados a esta industria y a la que oficialmente se llama plaza
Marrón. En definitiva, que por los propios nombres de las calles puede
estudiarse una “geografía ciudadana”
que tendría también mucho de historia.
Diario HOY, 6 de julio de 1982
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.