De todos modos, nuestro paisano Luis Alviz, veterano matador de toros
y hoy día empresario taurino, tiene mala suerte. La amistad que a él me une y
el haber sido un admirador de su toreo en sus buenos tiempos, me dan licencia
para hacer este comentario que desearía él supiera interpretar como de un buen
amigo que admiró siempre su tesón y que desearía que ese “mal fario” que parece ser le persigue acabara de una vez, porque
bien merecía el haber triunfado de forma más rotunda.
No creo que nadie dude que es mala suerte el que los dos magníficos
festejos que había preparado para estas ferias, la corrida del sábado y la del
pasado domingo, hayan tenido que ser suspendidas a causa de la lluvia, causándole
las consiguientes pérdidas y quedando a las ferias de Cáceres de este año sin
algo esencial de ellas: los toros.
Alguna vez, antes de llegar las fechas, viendo la amenazante
inestabilidad del tiempo, lo habíamos comentado en broma porque no creíamos que
el hecho de la suspensión total llegara a producirse, máxime estando viviendo
unos años de pertinaz sequía en los que han sido cuatro días de lluvia, mal
contados, los que hemos tenido en lo que va de año. Pero la mala suerte que
comentamos radica precisamente en que de esos cuatro días, van a caer dos en los elegidos para las corridas de ferias
El primer día fue de mañana completa de lluvia que imposibilitó el piso de la
plaza; el segundo fue una verdadera tromba de agua la que se presentó una hora
antes del festejo, haciéndolo inviable.
Puestos a recordar, y aunque se nos olviden algunas fechas, pocas
veces se ha dado el caso de suspender ambas corridas de feria por lluvia. Fue
suspendida, por ejemplo, la del 31 de mayo de 1960, por esa razón, pero era una
sola corrida y quizás la única feria en que se dio el mismo caso de la de ahora
fuera la de 1961, en que se suspendieron las anunciadas para el 30 y 31, y aun
la de septiembre del mismo año, el día 30, que se suspendió por la misma causa,
pero aquel fue un año lluvioso en su totalidad. Lo de ahora de Alviz es mala
suerte, porque se da en un año que se ha distinguido por lo seco coincidiendo
la lluvia con los festejos.
En fin, le deseo al amigo Luis mejor suerte para futuras ocasiones y
que pase esta mala racha que parece le persigue.
Diario HOY, 1 de junio de 1982
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