No siempre va a ser hablar de historia pasada, sino también de la
próxima, ya que por proximidad muchas veces acabamos sabiendo menos de ella que
del pasado histórico remoto.
Comenzando por los pantanos, realidad que se nos vino a Cáceres por
los años de la dictadura de Franco y que, queramos o no, han contribuido al
progreso de nuestra provincia, dígase lo que se diga, y aún a que, al menos,
nuestra Diputación cobre el canon de energía eléctrica, en fin, volviendo a los
pantanos, comenzaremos aclarando algo que nos ha preguntado un comunicante:
¿Por qué el pantano de “Rosarito” se
llama así? ¿Quién era Rosarito?
Pues bien, este pantano recibió dicho nombre por estar emplazado muy
cerca de las ruinas del antiguo monasterio de Nuestra Señora del Rosario, en la
provincia de Toledo, donde ésta se une con las de Ávila y Cáceres, por lo que
podríamos decir que el pantano está en la unión de las tres provincia, aunque
embalsa aguas del Tiétar que proceden en gran parte de las gargantas de la
sierra de Gredos, con capacidad de 84
hectómetros cúbicos.
Es curioso saber que este pantano pertenecía al plan de obras
hidráulicas de 1902, pero no fue aprobado hasta septiembre de 1939, comenzando
sus obras en 1940, tras muchas vicisitudes con la empresa constructora, por lo
que éstas no tomaron el suficiente ritmo hasta 1943. El importe total de las
obras hidráulicas de los riegos del “Rosarito”
se estimó en más de 275 millones de pesetas, lo que ahora se nos antojaría un
regalo, pero que en su época supusieron una cantidad enorme de inversión. Este
pantano fue origen de la realización de diversos pueblos nuevos, siete en
total, que siguen persistiendo.
Diario HOY, 28 de febrero de 1985
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