jueves, 7 de diciembre de 2017

"El bujaco y la bujaca"


Alguna vez me he referido a una tradición cacereña ya perdida: la de los “febreros”. Ello ha quedado en un dicho popular en el que al referirse a algún vestido con mal gusto se dice: “Va hecho un febrero.” Pues bien, los febreros, el febrero y la febrera, porque eran dos y se casaban, eran dos muñecos que con ropas viejas y atributos sexuales muy ostensibles, realizaban durante estos días las lavanderas cacereñas, que recorrían las calles pidiendo para la boda de ambos, terminando ambos muñecos en la hoguera y las organizadoras en un festejo en el que corría el aguardiente.
No tenía esto que ver nada con el Carnaval, era fiesta aparte, y en la capital se ha perdido del todo, como se perdió el oficio de lavandera.  Pero los estudiosos de aquel entonces, quisieron ver en ello una derivación de las fiestas de purificación romanas, llamadas “lupercales”, de las que también deriva el Carnaval. De todos modos el nombre del mes febrero, deriva de “februatio”, nombre latino que significa purificación, y las llamadas fiestas “febuales” se hacían en honor de otra pareja formada por Junio y Plutón, en la que los estudiosos querían ver el origen del “febrero” y “la febrera” cacereños.
Uno no ha llegado a ser un estudioso de estas tradiciones, aunque adivina que deben venir de muy antiguo y hasta puede que sean ritos disfrazados de viejas religiones. Lo que sí voy a decir es que en el pueblo de Casar de Cáceres, pueblo tradicional por excelencia, existe ahora una tradición similar en la que los muñecos se llaman “El Bujaco” “La bujaca”, y en cuya petición de mano y boda, que se celebró el pasado domingo, participó con el lógico jolgorio todo el pueblo. ¿Tiene que ver esta tradición con los “febreros”?, no sabría qué decir, pero creo merece la pena conservarla.
Diario HOY, 19 de febrero de 1985

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