Oiga, no es que uno sea pesimista, es que le hacen. Usted mismo, que
se dispone a pasar tan ricamente el fin de semana, máxime presentándose soleado
como éste, coge el periódico y distraídamente lee: “Las viudas y viudos varones menores de 45 años pueden quedarse sin
pensión”. O bien: “Los hijos de los
que declaren patrimonio no obtendrán becas”; o “Se aprueban nuevas normas de gestión tributaria, mucho más sofisticadas
que las otras”; y como las noticias no las elaboran los periódicos, que se
ciñen a ser simples espejos que reflejan lo que sucede a su alrededor, de
momento se indigna con ellos: “¡no traen
más que desgracias!”, dice, pero luego lo piensa y su indignación se dirige
a los que gobiernan, a los que administra, o a los que tienen de momento la
sartén por el mango, que son los que proporcionan esas noticias a los
periódicos y que no deben tener otras más optimistas, porque no las
proporcionan, o porque en esta España nuestra debe estar prohibido sonreír y si
no lo está de momento, llegaremos a ello, o a que se nos cobre un impuesto por
reír y ser feliz o tener cara de ello (ya verá como el tener cara de hombre
feliz acaba siendo un signo externo de riqueza, y si no al tiempo).
En fin, por distraerse enciende la TV y le “cascan” las desgracias de Centroamérica, o las nuestras de la ETA,
o, si tiene suerte, y están poniendo una película o una serie, si es “La Rosa Amarilla” o “Jefes”, acaba usted indignado con la
serie de faenas continuas que se hacen los personajes de ficción, y no digamos
con la de los lagartos, del sábado, que acabará soñándose con que los del
gobierno son extraterrestres, disfrazados de socialistas, que tratan de
engullirle como sea.
En fin, una pesadilla, por lo que me marcharé a coger espárragos o
cardillos, sin leer, oír, ni ver, para no terminar revuelto y cabreado.
Diario HOY, 17 de marzo de 1985
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.