Me ha preocupado siempre la contradicción que existe entre ser hombre
de partido, y la actitud a tomar cuando ese partido obra en contra de los
intereses de la propia ciudad o provincia donde uno vive. ¿Qué debe ponerse
encima, la defensa de los intereses propios de esa ciudad, provincia o región,
o lo decretado por el partido, aunque le perjudique a este? Dicho de otro modo:
¿Qué está antes, la defensa del territorio donde uno vive y desarrolla su vida
o los “decretos” del partido aunque
sean atrocidades que atentan contra ella? Este no saber a qué carta quedarme,
me ha hecho rechazar siempre el pertenecer a partido ninguno y ser sólo
ciudadano de a pie con libertad para defender lo que yo creo justo, sin que
nadie me imponga “andaderas”, aún
reconociendo que yo pueda equivocarme.
Sobre todo esto, me ha hecho meditar, de nuevo, la carta que el secretario
provincial de organización del PSOE, Federico Suárez, dirige a los militantes
de su partido en Hervás, en la que intenta convencerles de que “la supresión del ferrocarril era necesaria
para la economía general del pueblo” y poco menos que echa la culpa a la
derecha de las manifestaciones en contra de esta supresión. Difícil lo tiene el
señor Suárez, y aún su partido, para convencer a los ciudadanos cacereños, sean
o no de su partido, de que el suprimirnos el ferrocarril es un “bien general para la economía del pueblo”
—¿de qué pueblo?— ¿Es que el ciudadano de Hervás, Plasencia o Cáceres no cuenta
como tal pueblo y tiene unos derechos adquiridos de utilización de un
ferrocarril, bien que le suprime de un plumazo la Administración socialista?
Pasa que se ha entrado en tiempo electoral y asusta el perder votos,
pero van a tener que rizar el rizo para explicarnos a los cacereños, por muy
socialistas y disciplinados que seamos, que con suprimirnos el ferrocarril nos
han hecho un favor y que la culpa la tiene la derecha.
Diario HOY, 19 de enero de 1985
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