La gramática parda de nuestras gentes, tomada muchas veces de nuestras
mejores novelas picarescas clásicas, como la “Historia de la vida del Buscón”, de Quevedo, aconsejaban aquello de
“Hijo mío, tú arrímate siempre a la gente
rica, porque aunque no te den nada, al menos no te quitarán lo poco que tienes,
como suele hacer la gente progre si a ellos te juntas”. Desgarrador es el
consejo pero sabio y cierto y aún de actualidad también en la política. Habría
que hacer una trasposición de términos, pero hecha ésta, las cosas encajan a
maravillas. Si identificamos los “ricos”
del refrán con la derecha y los “pobres”
con la izquierda, y el ente a que se aconseja es nuestra propia región, veremos
que el refrán se ha cumplido. No es que la derecha nos haya dado mucho, pero al
menos no se atrevió a quitarnos las poquitas cosas que tenia la región más
pobre de España. Ha sido la izquierda, la Administración socialista, la que nos
ha quitado el obsoleto, renqueante y viejo tren que teníamos pero que, bueno o
malo, era el único que disfrutábamos. La derecha no se hubiera atrevido a
hacerlo, porque la izquierda ahora en el poder, la hubiera puesto a parir
echándole en cara que ello era un expolio a la región más pobre y más
necesitada de ayuda, no por defendernos, sino para hacer la pascua a los otros
y tener algo más que echarles en cara. Tristemente así es la vida y los peores
en sus decisiones suelen ser los “ricos
nuevos” que no quieren ya conocer ni defender a los más necesitados, porque
quizás les recuerden sus malos tiempos.
Tampoco son generosos como el bandido de los romances, que existe sólo
en los romances, aquí se le quita al pobre para dar más al rico, dígase lo que
se diga.
Diario HOY, 11 de enero de 1985
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