Ya que termina de celebrarse la Candelaria y San Blas, dos fiestas
tradicionales cacereñas, bueno es que hoy demos algunos datos de la ermita de
las Candelas, de la que muchos cacereños sabe sólo que allí, una vez al año
—que es cuando únicamente se abre— está la Virgen de la Candelaria, con la que
se hace procesión el día 2 de febrero de cada año.
Esta ermita, hoy casi desconocida, por lo que apuntamos, fue una de las
más populares de Cáceres. El Cáceres de hortelanos y agricultores solía acudir
a la procesión con la Virgen cada 2 de febrero para ver como entraba la Virgen
“La candela” en la ermita. Era esta
una superstición tradicional: si la Virgen entraba con la vela que porta en la
mano apagada, era anuncio de mal año agrícola, y si entraba con ella encendida
era augurio de un año inmejorable.
La ermita, instalada en la calle de la Consolación, era una de las que
matizaban la entrada principal al antiguo Cáceres, por la puerta de Mérida, por
donde debería entrar la “Vía de la Plata”,
que enfilaba la ciudad desde el Espíritu Santo, primera ermita para pasar
después por las de el Humilladero, San Ildefonso y las Candelas, las dos
primeras ya desaparecidas.
La ermita tenía un soportal de tres arcos, que desapareció en la
última restauración que de ella se hizo, siendo ecónomo encargado de San Mateo,
parroquia a la que pertenece, don Emeterio Hierro. Se restauró toda la iglesia,
que estaba en ruinas, pero —al parecer— por estimar que los soportales sólo
servían como refugio de mendigos y pordioseros, se decidió hacerlos desaparecer,
con lo que la ermita ha quedado francamente fea y sin la antigua prestancia que
tenía. Si el criterio ha variado, como suponemos, deberían volver a poner los
soportales allí.
Diario HOY, 6 de febrero de 1985
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