Foto: Paco Mangut |
Hay cosas, gestiones o peticiones de algunos de nuestros actuales
concejales que a uno le llaman la atención por insólitas. Si son cacereños
sabrán —y si no se lo cuento yo— que desde tiempo inmemorial en la calle de
Pintores (la calle peatonal de los comercios de Cáceres) algunos humildes
cacereños, económicamente débiles, como ahora se dice, suelen vender productos
que recogen ellos mismos por sus manos para ayudarse un poco, muy poco, en la
economía familiar: espárragos trigueros, cardillos, poleo, criadillas de
tierra, galápagos y alguna otra cosilla de esas que puede coger cualquiera en
el campo porque todavía no son de nadie; queremos decir que son silvestres y no
hay que sembrarlas. La economía de estos vendedores está rozando la pobreza,
pero todavía tienen arrestos y “vergüenza
torera” —como suele decirse— para no pedir a cambio de nada, sino ocupar
parte del tiempo de su paro en buscar algo por el campo que ofrecer en venta,
lo que es más digno que poner la mano con un cartel delante (cosa que ahora
está de moda también) que diga: “Soy un
parado, padre de tantos hijos, ayúdame…”; o soy una viuda, o una madre de
familia. Se da también el caso de que en la calle de Pintores hay más mendigos
de este tipo, portugueses incluidos, que dignos vendedores de pequeñas cosas.
Pues bien, en el último pleno el concejal socialista Vázquez Navedo
pidió que se suprimieran estos puestos de venta porque había visto a un turista
extranjero hacerles fotos y ello podría redundar en desprestigio de la ciudad.
¡Oiga, señor Navedo! ¿No nos desprestigian más los mendigos que usted
y otros como usted no son capaces de quitarnos de encima? ¡Vaya una salida de
un socialista…! Porque si por las fotos es, también deberíamos suprimir la
Torre de Bujaco porque la fotografían los turistas…
Le digo a usted…
Diario HOY, 16 de abril de 1985
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