Desde luego hay que reconocer que una de las cosas que mejor hace la
administración socialista es la de cabrear al personal. Lo que ya no sé es si
hay intencionalidad en este cabreo de grandes colectivos o les sale así, como
suele decirse, “de chiripa”, pero en
esto es justo reconocerles una mano que muy pocas administraciones de cualquier
color, aún remontándonos a fechas históricas, han tenido nunca.
Comenzaron con los funcionarios, a los que por horarios, incompatibilidades
y otras “persecuciones” (y vean que
lo pongo entrecomillado), los tienen de uñas y nombrarles socialismo, a
algunos, es como nombrarles el diablo; más tarde fueron los médicos, que, por
las razones que sea —ya que esto sería largo de explicar a gusto de todos—,
llevan varios años con huelgas y cabreos diversos contra la administración
socialista, que no han terminado aún, ya que el 90 por ciento de los médicos
cacereños anuncian que irán a la huelga el día 13 de febrero; la rebaja de las
pensiones a los jubilados también les ha granjeado el cabreo colectivo de toda
la tercera edad y de los que están a punto de entrar en ella. Tampoco se quedan
a la zaga, en este “cariño” a los
socialistas, los profesores de diversos niveles y colectivos como los de
Formación Profesional, que están que muerden con los “recortes económicos” que han hecho se cierren un montón de centros
de este tipo. No quiero referirme a los “cariños”
de los “reconvertidos”, porque —no sé
si afortunadamente — aquí no tenemos industria ninguna que reconvertir, pero sí
a los “afectos” que los socialistas se han granjeado con la supresión del tren
en Extremadura.
Yo, vistos todos estos cabreos que están granjeándose merecidamente,
lo que no acabo de explicarme es a dónde les lleva dicha estrategia.
Diario HOY, 1 de febrero de 1985
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