Yo no sé qué habría que hacer para que todos conociéramos la
Constitución y la aplicáramos como método de convivencia en cada momento de
nuestra vida y en las relaciones con los demás. Estoy por asegurar que si son
pocos los españoles que han leído completo “El
Quijote” —llevando muchos más años y estando considerada como la mejor
novela del mundo— mucho menos son los que han leído completa la Constitución,
que debe ser nuestra norma de vida y comportamiento. Es más, estoy por asegurar
que muchos de nuestros alcaldes y políticos tienen tal “galleta” mental, entre la Constitución actual y los pasados
Principios Fundamentales del Movimiento, que mezclan una cosa y otra y se
quedan tan anchos, aunque cada dos por tres invoquen la democracia y las leyes
que la rigen a todos los niveles. De otro modo no se explican los muchísimos “zapatazos” que nuestras autoridades dan, realizando cosas que, cuando
tienen trascendencia y hay reclamaciones, acaba demostrándose que eran
anticonstitucionales, no por mala uva del “aplicante”,
sino por desconocimiento supino de la “Carta
Magna” que ahora debe regir nuestra convivencia, y que conmemoramos en
estos días, con fiestas, recepciones músicas y premios, pero no aplicándonos al
estudio de ella, que sería lo más interesante.
Seguro que ustedes pueden argumentarme que muchos automovilistas hay
conduciendo sus vehículos y no se saben entero el Código de la Circulación, lo
que entraña un peligro para el resto de los ciudadanos. Cierto, pero también
está la Policía y la Guardia Civil de Tráfico, que te cascan un multazo si
averiguan tu ignorancia en la aplicación de la norma.
Por todo lo dicho, yo propondría que estas celebraciones anuales
supusieran una especie de examen de revalidación de los artículos
constitucionales, pero no a los niños, sino a los que ostentan mando, que son
los que más obligación tienen de sabérsela.
Diario HOY, 6 de diciembre de 1986
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.