(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
No sé si les he contado a ustedes que nuestro Ayuntamiento está “excomulgado” desde el siglo XVIII. Si no
se lo he contado, por ser una curiosidad de la ciudad voy a hacerlo aunque
dejando a un lado los detalles engorrosos, que son más bien para los
investigadores.
El caso sucedió cuando en el siglo XVIII el Ayuntamiento, o Concejo de
la villa, trató de reformar el Arco de la Estrella como está en la actualidad.
Para ello contrató al arquitecto Manuel de Lara Churriguera, que fue el que
hizo la obra. El arco, que tiene un indudable mérito arquitectónico, se hizo en
esviaje, o sea, enfocando la callejilla del Adarve que va al palacio de Moctezuma,
porque el corregidor —o alcalde— de entonces, que era el que en realidad
costeaba la mayor parte de la obra, vivía en dicho palacio y deseaba que las
carrozas que entraban a él pudieran hacerlo sin maniobrar como sucedía con la
antigua puerta, que debía ser más sencilla, estrecha y enfocada hacia Santa
María. El proyecto se hizo, se aprobó por el Concejo y comenzó la obra, pero
como no se había pedido permiso para ella al entonces obispo de Coria, que
vivía en el palacio contiguo, éste se molestó y lo hizo saber así al
Ayuntamiento, indicando, además que como la protección espiritual del arco
corría a cargo de la Virgen de la Estrella, se entendía que era necesario el
que el obispo diera el visto bueno a la obra.
No lo entendió así el Ayuntamiento y se enzarzó en polémica con el
prelado, que seguía manteniendo su criterio y punto de vista de que la obra no
debía continuar. La razón que pudiéramos llamar humana para esta negativa era,
al parecer, que el obispo había encargado a un escultor una imagen en mármol de
la Virgen de la Estrella, que quería poner en la hornacina del arco, pero que
no encajaba con el estilo que Lara Churriguera quería dar al conjunto, estando
hecha ya otra imagen de la Virgen —la que ahora figura— en piedra de Salamanca.
La polémica se agudizó y el obispo amenazó con pena de excomunión al
Ayuntamiento si la obra continuaba. El Ayuntamiento continuó la obra y el
obispo pronunció la excomunión... Lo curioso es que el Concejo se dirigió al
Vaticano para preguntar si la excomunión era válida y el Vaticano, con su
prudencia habitual, no ha respondido todavía la pregunta..., y ésta se hizo en
el siglo XVIII.
Para los curiosos diremos que la imagen de la Virgen, hecha por el
prelado, es la que actualmente figura en el cementerio cacereño.
Diario HOY, 14 de marzo de 1982
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