Cuando sale uno por ahí, se asombre del escasísimo conocimiento que
hay de nuestra tierra, de Extremadura en general y de Cáceres en particular.
Recuerdo a este respecto que viajando este verano por Italia,
concretamente en Florencia, conocí y trabé amistad con una familia mexicana,
que como tantos otros hispanoparlantes habían venido a conocer la “vieja Europa”,
y que sin tener un programa trazado de donde ir, iban ajustando su viaje a lo
que les apetecía “o les sonaba” y, de España, lo único que les sonaba era:
Madrid, Toledo y Andalucía. Esta familia, con dinero y una cultura aceptable,
no tenían ni idea de la vinculación que Extremadura tenía con México en lo
antiguo; el que casi todos los conquistadores fueron extremeños y fueron los
que formaron su país, que la advocación de su Virgen principal, la de
Guadalupe, es la nuestra; que aquí en Cáceres hay un palacio que se llama de
Moctezuma, etcétera, etcétera. Todo esto les asombró de tal modo que
modificaron su viaje y pidieron a la agencia que les servía el que incluyera,
en ese viaje también a Extremadura.
Este asombro es el mismo que sufrieron las personalidades de Mérida de
Yucatán (México) cuando visitaron Cáceres y vieron que el escudo de nuestra
ciudad es el mismo que el de l suya y cuando se enteraron que su fundador, don
Francisco de Montejo, era un cacereño… Este mismo asombro lo recibe el viajero
extremeño que recorre aquellos países y se da cuenta que, por ejemplo, en
México, la desvinculación con España ha sido de más de 40 años, y ello ha hecho
olvidar al mejicano medio sus vínculos con regiones españolas como la nuestra
que ellos no rechaza, pero desconocen de buena fe y hasta reviven, con gran
gusto, cuando se les explica.
Por todo esto y por otras cosas de este tipo, es por lo que tenemos
que ver con muy buenos ojos todo lo que se haga para romper este
desconocimiento actual, sin dormirnos en el pasado No digo que le echemos “siete
llaves al sepulcro de los conquistadores”, porque no es necesario, pero sí que
actualicemos para ellos lo que fue la historia pasada y común de la que ellos
no están al tanto, más que nebulosamente. Por eso nos parece bien el recibir a
esas comisiones de agencias de allá que quieren reavivar el turismo hacia
nuestras tierras y es más, hasta diría que esas propagandas de “Cáceres, tierra
viva”, habría que llevarlas a América, aunque nos “empeñáramos en el empeño”.
Diario HOY, 9 de febrero de 1982
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