(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
A los cacereños actuales se les da el caso de ver alguna fotografía
antigua de Cáceres y no reconocer el lugar fotografiado, por la transformación
que el mismo ha sufrido de pocos años a esta parte. Este ha sido el caso de una
vieja foto —no ya del archivo de Juan Ramón Marchena, que las tiene aún más
viejas— en la que se mostraba la feria
de ganados vista desde el Rodeo con una hermosa charca en primer plano que, al
no existir ahora, despistaba a los que miraban la foto. Pues bien, como
decimos, de poco tiempo a esta parte, los entornos de Cáceres han ido
desapareciendo y muchas de estas balsas de agua, que servían de abrevadero al
ganado, así como pozos o “pilares” para el mismo fin, desaparecieron también.
Cáceres como ciudad ganadera y agrícola, tenía a sus entradas
abrevaderos de este tipo que, al no usarse ya, han dejado de existir. Entre los
que recordamos, aunque sólo sea para entretenimiento, vamos a citar algunos.
Aunque yo no llegara a conocerla, donde hoy está la Plaza de los Toros
existió la llamada “Charca de los
Mártires” que, al hacer la plaza, se trasladó al cercón próximo, propiedad
de la familia Sánchez.
La del Rodeo estaba en la explanada próxima a la Residencia Sanitaria,
y ha existido hasta hace poco. Abrevadero, también por esa entrada, hubo uno al
lado del Puente de San Francisco, que es el que se ha trasladado al “Foro de los Balbos” y allí figura como
fuente ornamental, siendo su construcción de la época del reinado de Felipe II.
Más lejos estaba, y todavía queda algo de ella, la Charca de Musia, que se
llamó de antiguo “Charca del Espíritu
Santo”.
En la carretera de Trujillo, tras pasar el “Mesón Castellano” existió el llamado “Pozo de los Vizcaínos”, que era un depósito-abrevadero con bomba
para sacar agua para los animales de tiro que diariamente iban o venían por
este camino de Madrid.
Por la carretera de Salamanca, inmediaciones del Vivero, se encontraba
la llamada “Charca de la Bala”,
desaparecida al remodelar las entradas a Cáceres, y en el cruce de esta
carretera y la de Malpartida, un depósito en forma de piscina o alberca, cuya
agua la extraía de un pozo un molino de viento, desaparecido también por esas
mismas fechas. Como pueden ver, los entornos de Cáceres están totalmente
transformados y no es raro desconocerlos en las viejas fotos.
Diario HOY, 2 de marzo de 1982
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