sábado, 12 de agosto de 2017

Del “Quica” a las tragaperras

Hay que ver lo que va a de ayer a hoy. Estoy seguro que muy pocos de los niños actuales conocen o han tenido en sus manos esos pequeños halconcillos que llamábamos cernícalos, o bien “quicas”, “cernical” o “mícales”, cuando en nuestra niñez era el juguete vivo más estupendo que teníamos los niños de aquel entonces y cuya caza se realizaba deslumbrándolos con cualquier espejo, cuando estaban en las cornisas o agujeros de las iglesias torres o edificios antiguos. Algunos deben quedar, pero hay que dar en este caso la razón a Rodríguez de la Fuente cuando decía que estos animales y las falcónidas en general había que protegerlos porque estaban a punto de desaparecer. Ahora no se ven esta clase de aves en nuestras viejas torres y entonces estaban infestadas de ellas, lo que quiere decir que ahora el contacto con la Naturaleza de nuestros niños es más difícil que era entonces, aunque reconozcamos que a los dichos animalitos, como juguetes infantiles, se los hacía sufrir lo suyo. Recuerdo que, aprovechando que son unas aves muy domésticas y dóciles, algunos les pegaban en la cabeza una especie de creta de trapo rojo y los animalitos lo aguantaban todo con tal de que el dueño o la partida de muchachos propietaria del bicho le proporcionaran los suficientes langostos para su manutención. Quizá todo esto fuera una salvajada, pero la verdad es que nuestros niños cada día se apartan más de la Naturaleza. Entonces con un “quica” los niños lo pasaban en grande, ahora el entretenimiento radica en “pedir perras” al padre para jugárselas en cualquier máquina, comprar chicles o “coca-cola”, lo que no deja de ser un capítulo importante en la economía familiar sin que lleve implícito ni enseñanza de lo natural ni nada que se le parezca.
A decir verdad, a los padres los ha venido Dios a ver con esa prohibición que ha dictado el Ministerio del Interior de no permitir que los pequeños entren en establecimientos donde haya máquinas “tragaperras” en las que se juegue dinero… Unos padres lo han encajado bien por la economía, pero otros no tanto porque se preguntan: “Y cuando vayamos a tomar la copa en el bar ¿los vamos a tener que dejar en la puerta?” Ventajas e inconvenientes del progreso.
Diario HOY, 27 de abril de 1982

NOTA.- La foto que ilustra este post es de Javier Briz, publicada en http://aves-extremadura.blogspot.com.es
Agradecemos al autor de la foto y al responsable del blog la autorización para su preproducción.

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