Hay un fenómeno que insensiblemente se viene produciendo y que no
debemos pasar por alto. Nos referimos a la vuelta del pueblo a sus tradiciones
piadosas, sin que nadie le haya instado a ello, sino por simple decisión
personal sin influencias de ningún tipo.
Nos lo contaban los mayordomos de cofradías de Cáceres, a cuenta de la
pasada Semana Santa. “Este año ha habido
mayor participación de gente joven en los desfiles procesionales, —nos
decían— y se han incrementado los cuadros
de hermanos de muchas de nuestras cofradías penitenciales, precisamente con
gente joven.”
No olvidemos que las cofradías, aunque tengan alguna vinculación
clerical, no son un “invento” de clérigos, sino del propio pueblo que las creó
hace siglos para conservar unas tradiciones que partían de sus propias
costumbres y que muchas de ellas han conservado esa forma tradicional en sus
propios seculares estatutos y aún, que algunas de esas prácticas chocaron en
alguna ocasión con los propios clérigos que desearon manejarlas. Hemos
históricos en este sentido hay muchos, que no vamos ahora a recordar, pero que
vienen a incidir en que esa piedad nace y se desarrolla en el pueblo.
Lo mismo diríamos de la participación multitudinaria en el
recibimiento hecho a la Virgen de la Montaña el día 21: más público que nunca,
más mujeres vistiendo la mantilla española o las galas típicas, quizás menos
gritos de vivas a la imagen, pero mayor recogimiento de los miles de personas
que desde Fuente del Concejo hasta la Concatedral se concentraron para estar
presentes en este acontecimiento piadoso y popular.
¿A qué se debe este fenómeno?, cabe preguntarse. Alguien piensa que en
las épocas de crisis como la actual, el hombre vuelve sus ojos a algo que
estima no es perecedero, como lo es la política y otras tanta panaceas de la
Humanidad que a la larga acaban fallándonos. Es un poco lo que dijo Francisco
de Borja: “servir a un Señor que no se
nos muera”, algo que está en lo más profundo de nuestro ser, aunque no lo
confesemos, o en la intuición del propio pueblo, que no suele equivocarse, y
por encima de partidismos y banderías que sí son perecederas.
Diario HOY, 23 de abril de 1982
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.