Uno no acaba de comprender las razones administrativas que se dan
muchas veces para negar algo y tiene que pensar que muchas veces la Administración
no atiende la razones del peticionario y, al no comprenderlas por no
escucharlas, acaba uno haciéndose cruces por la cerrazón administrativa.
Lo dicho viene a cuento de la petición hecha por Cáceres y la
Universidad de Extremadura para la instalación, aquí, de la Facultad de
Veterinaria. El asunto, según el antiguo rector de la Universidad, estaba
prácticamente conseguido con todos los pronunciamientos, en los que no vamos a
entrar por lo alargar el comentario; la única “pega” que se nos ponía para no poner en marcha dicha Facultad era
el aspecto económico: no había dotación para ella. Pues bien, así las cosas, se
produce un generosísimo ofrecimiento por parte de la Diputación de Cáceres que,
dicho sea de paso, no creemos tenga parangón —por su generosidad— con ningún
otro ofrecimiento de este tipo. Nuestra Diputación ofrece: dos fincas, una de
ellas en la que funciona desde hace muchos años, una granja agraria experimental,
en el lugar conocido por “El Cuartillo”,
con terrenos suficientes y sobrados para la Facultad, y otra en “Haza de la Concepción”, también
explotación modelo de ganado selecto para que ambas sirvan de “laboratorio” o aulas experimentales a
dicha Facultad, y además, a mayor abundamiento, como diría un jurista, cien
millones de pesetas, quedando además abierta la puerta a la posibilidad de
mayores subvenciones,
Con este generosísimo ofrecimiento cualquiera pensará que la Facultad
estaba conseguida, si era cierto que la única “pega” era la económica; pues bien, lejos de allanar obstáculos nos
enteramos que el asunto está peor que estaba, porque si el proyecto de nuestra
Facultad estaba en primer plano, la han pasado al cuarto lugar, aun a pesar del
generoso ofrecimiento, Ni que decir tiene que la Diputación ha reiterado el
ofrecimiento y ha solicitado una entrevista con el ministro, porque resulta que
la Administración ha hecho “oídos de
mercader” a lo ofrecido. En fin, que cabe preguntarse: ¿Qué oscuras razones
tiene la Administración para no hacernos caso y rechazar de plano todo lo
ofrecido, que no es grano de anís?
Diario HOY, 27 de marzo de 1982
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