(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)

Quien trajo la primera imagen, que por cierto, ya dijimos era una
copia de Nuestra Señora de Montserrat, fue Francisco de Paniagua, que era
natural de Casas de Millán y del que no se sabe si era clérigo o seglar, puesto
que su vida anterior, según los
historiadores locales, está un poco oscura, sospechándose que había estado por
tierras catalanas de las que tomó la imagen que él mismo portaba.
Llegó a Cáceres en 1600 a hacer vida de asceta en la llamada entonces
“Sierra de la Mosca” (que es lo que
hoy llamamos “La Montaña”), entre
cuyos riscos estableció su morada realizando con sus propias manos un altarcito
que fue la primera capilla que tuvo la imagen. El vicario de la villa, el
sacerdote don Sancho de Figueroa, le animó en su labor de divulgación de la
devoción a la Virgen y llegaron a ser amigos entrañables, siendo ambos los
artífices de la devoción a esta imagen de la Virgen y los creadores de la
cofradía.

La cofradía fue aprobada por don Juan Roco Campofrío, obispo de Coria,
el 24 agosto de 1635 y el año 1636 falleció Paniagua, dejando como heredero a
don Sancho de Figueroa. Don Sancho mandó hacer la segunda imagen, que es la que
ahora veneramos, que se terminó en 1641 y desde entonces figura en el
Santuario.
Lo que desconocen muchos cacereños es que la primitiva imagen que
trajo Paniagua, la primera, es una pequeñita que se encuentra en el convento de
monjas de San Pablo. Al menos esto afirma Publio Hurtado.
Diario HOY, 2 de mayo de 1982
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