(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)

Tenía este corral de gallos de raza en su finca “La Pavilita”, y más de una vez me explicó los entresijos de esta
afición, sus correrías de juventud en ella, los trucos que empleaban los
galleros profesionales, y la forma de pelea de estos celosos alados que según
decía, era uno de los espectáculos más bellos que puede verse. También, más de
una vez, me enseñó “la tumba” de su
gallo “Reculo”, explicándome que
murió sin que le venciera gallo alguno, y al que enterró, con todo amor, bajo
un viejo olivo de “La Pavilita”,
emocionándose con lo que aquel gallo sabía.
En Cáceres, de antiguo, existió un gran arraigo a esta afición hasta
el punto de que una de nuestras calles se sigue conociendo como “Reñidero de Gallos”, por haber existido
allí una cancha para estas confrontaciones. De nuestra región pasó a México,
donde se sigue manteniendo, habiéndose perdido entre nosotros, no por lo que muchos piensan de
gestión de la A. Protectora de Animales, sino porque en esas peleas se jugaba
dinero y la Administración prohibió el juego. Ahora ha vuelto a autorizarse el
mencionado juego, y para nuestras ferias de mayo se está preparando una
confrontación de gallos de peleas que trata de organizar precisamente un hijo
de Diego Reculo, Simón García, al que ustedes conocen por “Niño de la Rivera”. Simón trata de resucitar una tradición familiar
y al par una tradición cacereña, razones ambas por las que aplaudimos sin
regateos su iniciativa.
Diario HOY, 5 de mayo de 1982
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