El montero de Alpotreque

Se han vuelto a reeditar, una vez más, los celebrados libros de caza del que fuera insigne “Montero de Alpotreque”, don Antonio Covarsí, “Narraciones de un montero”, “Grandes cacerías españolas”, “Entre breñas y jarales” y algún otro título más, forman esta colección tan apetecida y buscada entre los cazadores extremeños que ya consideran un mito la forma de cazar que vivió y dejó plasmada en sus libros don Antonio Covarsí Estos libros son como los textos cinegéticos del arte venatorio en Extremadura, y el que quiera saber la historia de cómo se ejercía aquí, tradicionalmente, ese noble deporte de la caza no tiene más remedio que recurrir a ellos. Es curioso saber que don Antonio fue prácticamente el fundador de una familia extremeña, porque aunque residió toda su vida en Badajoz, él había nacido en Aragón y de ello se mostraba orgulloso. De él parten los Covarsí extremeños y entre ellos el célebre pintor Adelardo, que plasmó a su padre en ese conocidísimo cuadro titulado “El montero de Alpotreque”, en el que se ve a don Antonio de perfil, por la razón —y lo decimos para el que no lo sepa— de que don Antonio era tuerto.

Pero no vamos a entrar en un análisis familiar sino más bien a decir que casi todas las cazas y monterías que narran los libros mencionados se desarrollan en la Sierra de San Pedro, que en aquel entonces debió ser un paraíso para el cervuno y los jabalíes, que solían cazarse hasta de rececho a caballo, habiendo centenares y centenares de una y otra especie. Esto sucedía entre finales del siglo pasado y los principios del actual, hasta 1918, y en el tiempo pasado hasta ahora la situación ha variado de tal modo que ya es difícil encontrar ejemplares numerosos de una y otra especie. En los libros mencionados se señala que el progreso y el desmonte de las fincas serán un peligro para la pervivencia de estos bichos en el futuro, y hay que decir que ni en esto se equivocó “el montero de Alpotreque”.

Diario HOY, 27 de enero de 1986