Servir a los demás es incómodo, pero cuando queremos promocionar algo
nuestro no tenemos más remedio que pasar por estas incomodidades, si es que
queremos promoción.
Decimos esto porque si es cierto que, como dijo Dionisio Acedo, “nuestra ciudad monumental son nuestros pozos
de petróleo”, refiriéndose al turismo potencial que ello puede acarrear a
la ciudad, no es menos cierto que si a ese incipiente turismo no se le ofrecen
las lógicas comodidades, ese turismo emprende otras rutas y deja de venir,
Hay cosas nimias que parecen no influir, pero que a la larga influyen.
Un ejemplo podría ser la falta de rentabilidad de la tan traída y llevada “Hostería del Comendador”, que se montó
para atender el turismo, y ha habido que cerrarla por esa falta de
rentabilidad. Pues bien, pienso yo, que mucha de esa falta de rentabilidad se
debía a que aquello era un “negocio
estatal” en el que sus empleados eran funcionarios más pendientes del
horario y su comodidad, que de la función que tenían encomendada. Esas
negaciones a admitir clientes a partir de las diez de la noche, porque a las
once cerraban; ese cobrar un vaso de agua a unos escolares que venían de
turismo, fueron gotas que colmaron el vaso de la atención. Si el negocio
hubiera sido particular, hubiera habido más ingenio en atenderlo. El hecho es
que se cierra algo que nació para atender el turismo y no cumplió su función.
Ahora, en la Semana Santa, es cuando más turismo viene a la ciudad y
ésta y sus organismos deberían volcarse en atenciones nimias, como pueden ser:
el que las oficinas de turismo no estén cerradas, aunque sea fiesta, o se
arbitren otros lugares donde el turismo puede recoger los folletos o recibir
información (podría ser la Policía Municipal), o bien —y esto puede parecer
tonto— el que los retretes municipales no estén cerrados, o que los museos den
toda clase de facilidades para poder ser visitados, etcétera, etcétera; en fin,
pequeñas cosas que hacen cómoda la estancia al viajero aunque a los que tengan
que servirlas les sea incómoda, porque, en definitiva, el promocionar implica
también esas pequeñas atenciones.
Diario HOY, 17 de abril de 1984
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