La comodidad se paga y el hombre, por esa misma comodidad, se aparta
cada día más de la Naturaleza y, como sustituye muchas funciones de su propia
máquina (su cuerpo físico) por otros cuerpos mecánicos, acaba siendo un
“canijo” al que le aquejan infinidad de nuevas enfermedades. Este fenómeno es
el que viene sucediendo con el hombre moderno que camina poco, porque para eso
inventó el automóvil o los vehículos mecánicos; sube pocas escaleras, porque
para eso inventó el ascensor, y todo ello ha llegado a provocar una serie de
enfermedades creadas por la poca capacidad de alguno de sus órganos y surge el
fallo del corazón en cualquier esfuerzo, el infarto y otras muchas “lindezas”
por el estilo.
Nuestro cuerpo es una máquina que debe tener su entrenamiento, y
cuando no lo tiene en cualquier esfuerzo falla. No obstante el hombre hace un
“regreso sofisticado” para tener a punto su propia máquina, su cuerpo, y así
vemos a una gran mayoría haciendo “footing”, caminando por nuestras carreteras
—por prescripción facultativa—, jugando al tenis, etc., etc.
Dice un amigo mío que, si en vez de utilizar el ascensor subiéramos
andando las escaleras; si en vez de utilizar el coche para todo fuéramos
andando, sobraría el “footing” y tantos otros “inventos” modernos que sólo
tratan de dar al músculo la movilidad que por comodidad se ha perdido.
Un ejemplo de esto pudiera ser el de un caballo al que se le tiene
toda la vida dándose pienso y sin caminar, y en un momento determinado se le
exige un galope de 50 kilómetros… Lo lógico es que el caballo no lo aguantara.
Pues bien, eso mismo es lo que viene sucediendo con nuestro cuerpo. Lo único
malo es que existen las prisas y los hombres estamos sacrificando nuestra salud
del cuerpo por las prisas.
En unos niveles locales, uno ha abarcado a conocer a personas que por
trabajo o necesidad se desplazaban andando desde los pueblos próximos a la
capital. Las lavanderas de Malpartida; los sandieros o carboneros de ese
pueblo; los vendedores del Casar de Cáceres, etc., etc., y eso era a diario y
sin que se le diera importancia. Si en la actualidad alguien llega a hacer
andando ese recorrido le consideraríamos un héroe… ¿Qué es lo que nos viene
pasando? Simplemente que por exceso de progreso y comodidad nos estamos
anquilosando…, aunque tratemos de disimularlo con el “footing”.
Diario HOY, 16 de agosto de 1981
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