Los problemas de la nueva estación

Es curioso saber que la Policía Municipal ha hecho unas magníficas observaciones sobre la nueva estación de autobuses y sus problemas, que plantea en su “parte” a la Alcaldía. Posiblemente el alcalde sabe todo esto, pero creemos que es un argumento más que se pone en sus manos, para gestionar el que esos problemas se subsanen.

Como ustedes saben, y si no lo saben se lo decimos nosotros, a la única entrada que para vehículos tiene la estación, en su cruce con la N-630, estuvieron durante toda la jornada jugándose la vida miembros de la Policía Municipal para conseguir que los vehículos que circulan por la carretera frenaran de vez en cuando para dar paso a los autobuses y vehículos que entraban y salían al tramo de carretera de la estación de autobuses. Dicen los guardias, en ese informe:

“Los vehículos circulan a considerable velocidad y se ven sorprendidos por la presencia del policía,  lo que les obliga a maniobras bruscas de frenado. Una vez anochecido —continúa el informe— los policías allí situados corren serio peligro al ser difícil su visualización por los conductores que, dada la intensidad del tráfico, suelen circular con la luz de cruce. A partir de las veinte horas, el tráfico de autobuses y vehículos que acceden o salen de la estación disminuye considerablemente, no obstante, cada autobús que lo hace crea un serio peligro por cuanto que, al hacer la maniobra de giro, ofrece sus costados carentes de iluminación a ambos sentidos de circulación por la carretera.”

Nosotros agregamos que es vergonzoso el que se haya inaugurado una estación así, sin un acceso más lógico y menos peligroso, como queda demostrado, para los vehículos y sin otro, cómodo y cercano, para los peatones, que no tengan que pasar un mar de barro. Cierto que el Ayuntamiento estaba deseando soltar su vieja estación, pero la nueva no estará terminada hasta que tenga unos accesos cómodos, lógicos y sin peligro. ¿Por qué tanta prisa? Porque si es por las elecciones, el tiro puede salir por la culata.

Diario HOY, 11 de febrero de 1987