Lo insólito vuelve a repetirse. Hace unos días comentábamos cómo unos
ladrones desconocidos habían robado la línea telefónica de Deleitosa, quedando
sin comunicación a dicho pueblo y posiblemente, esos mismos ladrones, poco
después, estaban robando la línea de comunicación que RENFE tiene en un tramo
del ferrocarril internacional Madrid-Lisboa, lo que obligó a quedar sin
servicio ferroviario dicha línea, nada menos que 12 horas.
Como puede verse no es ya un “choriceo”
sin mayor importancia, sino un robo, posiblemente hecho por especialistas que,
por vender media tonelada de hilo de cobre, les importa un comino las
consecuencias sociales de interrumpir durante tanto tiempo una línea
internacional, lo que quiere decir que la indefensión de la sociedad comienza a
ser palmaria, y que de eso a robar un tren y venderlo por chatarra hay solo un
paso.
A menos que se piense, el botín recogido no se corresponde con los
daños ocasionados que son de mayor entidad que lo que pueda valer media
tonelada de cobre en el mercado negro, o dicho de otro modo, que el ladrón comienza
a no tener miedo a las consecuencias que para el orden establecido su robo
pueda tener.
¿Qué es lo que viene pasando aquí?
A mi modo de ver hay un dicho clásico que comenzamos a olvidar, o que
comienzan a olvidar los que están al margen de la ley, ese de: “El miedo guarda la viña”, porque la viña
está sin guardar y lo que es peor, el miedo a las consecuencias que puede
acarrear el robarla ha desaparecido totalmente.
Bajo el punto de vista del ladrón, ¿qué puede pasar por un robo de
este tipo, aunque lo cojan?; pues, realmente, nada, porque aún en el supuesto
de que hubiera podido haber un descarrilamiento o un choque de trenes por falta
de esa línea, y en el remotísimo caso de que los cogieran, lo más que pasarían
serían unos días a la sombra, poquitos y, a continuación, vuelta a la libertad
para seguir haciendo de las suyas, lo que quiere decir que la sociedad ha
bajado la guardia de sus propias defensas, de una manera estúpida, y sin correspondencia
por la parte contraria.
Todo esto que parece tonto, no lo es tanto si pensamos que esa
sociedad en la que estamos incardinados tiene la obligada misión de defendernos
a todos y en primera instancia a la gente de orden que, en cierto modo, hemos
depositado en ella esa confianza.
De no ser así, vamos a lo que pasó en algún tiempo en el oeste
americano y en los poblados donde no había sheriff, que era el propio ciudadano
el que tenia que autodefenderse… y la verdad, aunque nos lo autorizaran, a
muchos no nos gusta tener que llevar la pistola al cinto.
Diario HOY, 17 de agosto de 1983
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