domingo, 8 de octubre de 2017

¿Qué le pasa al sheriff?


Lo insólito vuelve a repetirse. Hace unos días comentábamos cómo unos ladrones desconocidos habían robado la línea telefónica de Deleitosa, quedando sin comunicación a dicho pueblo y posiblemente, esos mismos ladrones, poco después, estaban robando la línea de comunicación que RENFE tiene en un tramo del ferrocarril internacional Madrid-Lisboa, lo que obligó a quedar sin servicio ferroviario dicha línea, nada menos que 12 horas.
Como puede verse no es ya un “choriceo” sin mayor importancia, sino un robo, posiblemente hecho por especialistas que, por vender media tonelada de hilo de cobre, les importa un comino las consecuencias sociales de interrumpir durante tanto tiempo una línea internacional, lo que quiere decir que la indefensión de la sociedad comienza a ser palmaria, y que de eso a robar un tren y venderlo por chatarra hay solo un paso.
A menos que se piense, el botín recogido no se corresponde con los daños ocasionados que son de mayor entidad que lo que pueda valer media tonelada de cobre en el mercado negro, o dicho de otro modo, que el ladrón comienza a no tener miedo a las consecuencias que para el orden establecido su robo pueda tener.
¿Qué es lo que viene pasando aquí?
A mi modo de ver hay un dicho clásico que comenzamos a olvidar, o que comienzan a olvidar los que están al margen de la ley, ese de: “El miedo guarda la viña”, porque la viña está sin guardar y lo que es peor, el miedo a las consecuencias que puede acarrear el robarla ha desaparecido totalmente.
Bajo el punto de vista del ladrón, ¿qué puede pasar por un robo de este tipo, aunque lo cojan?; pues, realmente, nada, porque aún en el supuesto de que hubiera podido haber un descarrilamiento o un choque de trenes por falta de esa línea, y en el remotísimo caso de que los cogieran, lo más que pasarían serían unos días a la sombra, poquitos y, a continuación, vuelta a la libertad para seguir haciendo de las suyas, lo que quiere decir que la sociedad ha bajado la guardia de sus propias defensas, de una manera estúpida, y sin correspondencia por la parte contraria.
Todo esto que parece tonto, no lo es tanto si pensamos que esa sociedad en la que estamos incardinados tiene la obligada misión de defendernos a todos y en primera instancia a la gente de orden que, en cierto modo, hemos depositado en ella esa confianza.
De no ser así, vamos a lo que pasó en algún tiempo en el oeste americano y en los poblados donde no había sheriff, que era el propio ciudadano el que tenia que autodefenderse… y la verdad, aunque nos lo autorizaran, a muchos no nos gusta tener que llevar la pistola al cinto.
Diario HOY, 17 de agosto de 1983

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